
Lástima por los pobres conservadores. Históricamente, somos aquéllos que se negaron a unirse a la Revolución y, en cambio, sostuvimos que deberíamos preservar lo mejor del pasado y exigir que las «nuevas» ideas se prueben antes de adoptarlas. No es como si nadie hubiera escuchado eso, por supuesto.
Mejor que la ciencia, éste es el pasado tal como sucedió. Tiene cero componentes conjeturales, incluida la idea de que lo que se puede reproducir en el laboratorio ocurrirá de alguna manera en la vida. En 1789, como durante la firma de la Carta Magna y las diversas revueltas campesinas, la sociedad se dividió en dos. Un lado tomó la «nueva» idea de la igualdad de todas las personas, que básicamente significa haz lo que quieras menos el asesinato, la violación y el robo, y el otro lado se aferró a la idea de que el orden social era necesario. La jerarquía era más importante que el individualismo, desde ese punto de vista.
Con el tiempo, la idea de hacer-lo-que-quieras ha demostrado, una y otra vez, ser más popular. Es más fácil para la mente comprender y no enredarse en ninguno de los detalles preocupantes de la realidad. Tal como un pensamiento puro, alejado de todo lo demás, nos reconforta. Cada persona es importante. Ninguna persona debe sufrir por los estándares sociales, los valores culturales o algo tan arcaico como la identidad. Todos somos uno, porque cada uno somos lo mismo. Puedes imaginar zombies que vienen sobre la colina cantando eso, sostenidos por la sensación de ser importante al evitar los extremos gemelos de la falta de importancia y haber logrado algo. Si medimos la importancia por el logro, algunos ganarán y el resto perderá, pero si nos volvemos igualitarios/altruistas, todos ganan alguna importancia, incluso si es vacía e insignificante porque todos los demás la tienen. La mente humana aún no ha evolucionado para pensar tantos pasos adelante como se requiere para entender esto.
En contraste con esto se encuentra la idea conservadora. Compuesta por dos partes, su primera punta es el consecuencialismo o la idea de que las «nuevas» ideas deben ser probadas y sus resultados reales en la realidad física deben ser buenos, sin importar cuánto tiempo tome esta prueba, antes de que se implementen. La segunda punta sugiere que en lugar de apuntar a un denominador común promedio o más bajo, debemos apuntar a metas más altas que sean más excelentes o buenas, hermosas y verdaderas más allá del promedio entre el que deambulamos en la vida cotidiana. Estas dos puntas revelan la paradoja del conservadurismo: basado en el nihilismo, se eleva hacia lo trascendente a través de una apreciación de la lógica del esfuerzo.
El nihilismo es la creencia de que todos los valores son infundados y que nada puede ser conocido o comunicado. – Internet Encyclopedia of Philosophy, “Nihilism”
El nihilismo afirma los hechos desnudos de la vida: nada puede ser conocido porque nos relacionamos con el mundo remotamente a través de nosotros mismos; nada se puede comunicar porque la comunicación es un proceso de negociación, donde cada parte intenta entender a la otra y sale con su propia versión de lo que se está diciendo; los valores son infundados en el sentido de que no existen en la realidad, sino que comprenden nuestra respuesta a ella. Podemos argumentar que existen resultados objetivamente mejores, pero las personas pueden optar por negar ese hecho, o negar que lo mejor es realmente lo que ellos desean, y elegir otra cosa en su lugar. La lucha humana es una entre el narcisismo y el realismo, y cuando el narcisismo gana, las personas eligen las ilusiones sobre las respuestas realistas. Éste es el estado más común de la existencia humana, de ahí el uso del término “común” como un tipo de rango inferior.
Los buenos entienden por qué el bien es importante, pero nadie más lo hace; la genética triunfa sobre el razonamiento como de costumbre y sólo algunos tienen la capacidad mental cruda para comprender qué es lo bueno y por qué es preferible a lo malo. La mayoría de las personas, de hecho, prefieren lo malo, ya sean objetos y servicios mediocres en la vida, o una sociedad desorganizada para que puedan perseguir sus propios vicios, deseos y ganancias personales. No se les ocurre que habrá una reacción igual y opuesta a medida que la vida se reorganice en respuesta. Tampoco se les ocurre que se marquen a sí mismos por lo que elijan porque indica los límites de su comprensión, y que el rango social proviene de este proceso. Podemos decir que el argumento a favor de la bondad es objetivo, y sea correcto, pero eso no tiene ninguna relación con si se entenderá o no. La realidad es que tratamos con seres humanos, y ellos sólo son capaces de dirigirse hacia lo que entienden. La mayoría entiende muy poco y, por lo tanto, son propensos al error, que es la raíz de lo “malo”.
El nihilismo afirma este vacío. Al igual que la falacia de Lewontin esperaba que la raza se escribiera en un solo gen, la persona promedio anticipa que la vida misma tendrá escritura literal en la pared. La ilusión surge del hecho de que nuestro mundo simplemente hace lo que hace, objetivamente, pero que nuestra respuesta a él debe reflejar nuestros propios intereses como especie empeñada en la supervivencia, y que estos varían entre los individuos en función de la capacidad. Esta violación de la teoría de la pizarra en blanco y el dogma igualitario requiere que aceptemos, de manera snob o no, que no todas las personas son iguales. Las respuestas humanas son entre subjetivas y objetivas porque dependen de lo que el individuo sabe y puede procesar, y algunas tienen más éxito que otras. Pero sólo aquellos que iban a tener éxito de todos modos saben prestar atención a lo que prospera y lo que no, y seleccionar uno por sobre el otro.
Gran parte de la civilización humana sigue siendo una falsificación porque se basa en la idea del exoterismo, o que podemos crear una sola regla o verdad y aplicarla a todas las personas. Decir eso no es respaldar el extremo opuesto, el relativismo, donde los humanos imponen la aprobación de todas las respuestas para crear una igualdad altruista. En cambio, el nihilismo afirma que las personas simplemente perciben lo que pueden, y no se les puede comunicar. Tampoco es una verdad objetiva, porque no hay instrucciones en el mundo de naturaleza absoluta. No hay «valores» compartidos en común. Individualmente, debemos elegir elevarnos por encima de nuestros antepasados monos, y al tomar esa decisión, esforzarnos por comprender hasta donde seamos capaces, pero la mayoría de las personas se negarán a elegir esto. Ésta es la razón por la que nuestros antepasados crearon sistemas de castas y le dijeron a la mayoría de las personas qué hacer todo el tiempo. De lo contrario, estas personas lo arruinarían al carecer de la capacidad de entenderlo.
El conservadurismo contiene tanto lo bueno como lo malo. Lo bueno es la insistencia en que nos aferremos al aprendizaje del pasado, es decir, que el orden social es necesario y positivo. Los más competentes deben tener más autoridad y riqueza, porque la riqueza es poder y dársela a cualquier persona menos que a una persona de noble perspectiva, garantiza que será utilizada de manera destructiva. Aquellos que no saben nada porque no pueden saber biológicamente mucho de nada deben mantenerse alejados de cosas peligrosas como el dinero y el voto. Lo malo es que el conservadurismo por su base trata de luchar contra el liberalismo, en lugar de aceptar que el tipo de persona que quiere el liberalismo sería no bienvenido u oprimido en una sociedad tradicional, e intentará destruir tal sociedad a través de la ignorancia o el resentimiento, incluso si finalmente produce mejores resultados para ellos.
Si el conservadurismo tiene una base, es este tipo de orden social y jerarquía. Encuentra su origen en el conocimiento de que sólo unos pocos perciben lo que realmente debe hacerse, y el resto existe en la nube mental de su propio autoengaño. El nihilismo es realismo. Fuera de la mente humana, el mundo no tiene un propósito objetivo, ni siquiera Dios. Dios está ahí para aquellos que lo perciben y pueden entender por qué Su orden es lo que es; del mismo modo, la prosperidad humana está ahí para aquellos que eligen tenerla, pero la mayoría de la gente preferiría tomar una cerveza, una hamburguesa con queso y una doble presentación de lucha libre desnuda. Se nos dice que el nihilismo es horrible porque significa renunciar a la objetividad de la vida misma, pero es más exactamente un reconocimiento de que la objetividad requiere que elijamos primero un propósito, y eso no se puede imponer con lógica. En cambio, es para aquellos que se elevan por encima para descubrir, y luego oprimir o exterminar al resto antes de que esa manada les haga lo mismo.
Entrada original: http://www.amerika.org/politics/nihilism-is-the-basis-of-conservatism/
Traducción: Francisco JavGzo