¿Qué es el Conservadurismo?

Brett Stevens

Mucha confusión se desprende de los términos conservador y conservadurismo. Este malentendido surge del hecho de que vivimos en un tiempo de ideología, pero el conservadurismo no es una ideología; más que hábitos o costumbres populares, es una filosofía de vida basada en la experiencia directa, y no se resume en memes prácticos como la doctrina izquierdista, mucho más simplista.

El Izquierdismo tiene una idea: cree en la igualdad humana, que es otra manera de decir que un individuo cualquiera nunca está equivocado, a excepción que cometa un crimen contra otro individuo. La igualdad significa que las decisiones sensatas están a la par con las absurdas porque en cada caso, la persona que toma la decisión es igual y por lo tanto aceptada y se le da un status social básico mínimo, independientemente de los resultados.

Nociones como el igualitarismo — donde todos los individuos son iguales, y por lo tanto, más allá de las críticas con cualquier impacto en su posición social — encajan en la forma de ideología, o sistemas de creencias prescriptivos que nos dicen lo que deberíamos o debemos hacer. Estos asumen la presencia de la civilización como una constante independiente de nuestras acciones.

El conservadurismo se centra en la idea de la adaptación, o conservar lo mejor de lo que se ha hecho en el pasado en lugar de pensar en términos preceptivos. Esto contiene dos nociones: en primer lugar, que miramos a relaciones causa-efecto en comparación al tiempo para determinar lo que es funcional, y segundo, que nos fijamos en una evaluación cualitativa de sus resultados.

Los sistemas de creencias prescriptivos se miden enteramente por estándares humanos, como en lo que creemos que debe ser realidad o debería hacerse realidad, mientras que el conservadurismo aplica un estándar basado en los resultados conocido como consecuencialismo, que mide los efectos en la realidad sobre el corto plazo y largo plazo.

Podemos ver vislumbres de esto en cómo otros han descrito el conservadurismo. Jonathan Haidt introduce el pensamiento conservador como un equilibrio entre múltiples factores que miden la bondad:

Haidt (pronunciado “jait”) hizo su reputación argumentando que la intuición, no la razón, impulsa los juicios morales. Las personas son más como abogados que levantan un caso motivados por sus sentimientos viscerales que como jueces razonando en búsqueda de la verdad. Más tarde teorizó sobre una serie de fundamentos morales innatos que la evolución grababa en nuestros cerebros como las papilas gustativas en nuestras lenguas — bases psicológicas que subyacen tanto a las cualidades de protección individual que los liberales valoran, como el cuidado y la equidad, así como las virtudes vinculantes al grupo favorecidas por los conservadores, tales como la lealtad y la autoridad.

… Los investigadores han descubierto que los conservadores tienden a ser más sensibles a las amenazas y a los liberales más abiertos a nuevas experiencias.

… “La gente ciertamente razona, pero ese razonamiento se hace principalmente para prepararse para la interacción social, no para la búsqueda de la verdad.”

… Basándose en las ideas del antropólogo Richard Shweder, Haidt y sus colegas, sintetizan antropología, teoría evolutiva y psicología para proponer seis fundamentos morales innatos:

– cuidado/daño,

– justicia/engaño,

– libertad/opresión,

– lealtad/traición,

– autoridad/subversión, y

– santidad/degradación.

… Los liberales toman el cuidado, seguido por la justicia y la libertad. Raramente valoran la lealtad y la autoridad. Los conservadores marcan los seis.

Ya que la Izquierda está basada en un enfoque humano en lugar de un marco orientado a los resultados, busca perpetuamente controlar, o imponer un estándar uniforme en todo como una manera de usarlo como un medio para sus metas que están fuera de la civilización misma. Las metas de la Izquierda existen independientes de toda civilización, y están pensadas como logros ideológicos, no prácticos ni realistas.

El control consiste en eliminar toda variación e imponer directamente la voluntad de alguna entidad o idea central, rechazando las evaluaciones individuales de cómo aplicarla o cómo debe adaptarse en diferentes contextos. El control, como el universalismo, existe sin contexto, e impone un mundo de símbolos humanos sobre la contextura más compleja de la realidad.

Para que el control tenga éxito, debe dirigirse al individuo fuera de la civilización. Esta es la razón por la que los liberales toman el cuidado/daño, la justicia/engaño y libertad/opresión. Los conservadores favorecen el orden social en su lugar, y así para ellos, mientras que la justicia y la no-tiranía son importantes, también lo son la lealtad, la jerarquía/autoridad y tener algo sagrado en el centro de lo que hacemos. Esto está orientado hacia la perpetuación de la civilización.

De este modo, podemos resumir los dos sistemas de creencias de la siguiente manera:

Derecha = orden

Izquierda = individualismo

El orden ocurre fuera del individuo humano, pero requiere que el individuo tenga una motivación interna para alcanzar éste, porque no es el tipo de cosa que se puede medir como en una meritocracia o en la lealtad a una ideología. El símbolo y la realidad están separados, donde con la ideología, el símbolo tiene la intención de convertirse en la realidad.

Nos parece difícil de entender, porque todo nuestro pensamiento moderno es estrictamente ideológico:

Nótese la diferencia entre concepto e ideología. Una ideología tiene un conjunto de reglas estrictas y bien definidas, mientras que un concepto es amorfo y cambiante.

Una vez que sales de la tierra de la ideología, te encuentras en un espacio nebuloso donde tienes principios y conocimiento del pasado, pero tienes que aplicarlos como mejor sabes. No hay respuesta correcta; hay algunas respuestas erróneas, y luego otras que tienen diferentes grados de calidad en términos de resultados, y quien consigue el mejor en relación a los otros gana la carrera, con los demás obteniendo el segundo, tercer, o cuarto lugar (y así sucesivamente).

La ideología guía el control, que intenta forzar todo para adaptarse a un ideal humano, que es una construcción artificial ya que son nuestras mentes más simples imponiendo que lo que pensamos es orden sobre un mundo más complejo, creado por algo más inteligente que nosotros. Para aquellos que son agnósticos o ateos, esta inteligencia superior puede ser tan simple como millones de años de iteraciones, probando cada vez lo que existe en contra de su entorno, y seleccionando las mejoras. Si alguna vez has visto un bucle de programa de computador a través de cálculos sucesivos, tal vez graficando el resultado en una pantalla, sabrás cuántos miles o millones de iteraciones pueden hacer una gran diferencia en la precisión.

El pensamiento humano tiende hacia los cuadrados. Nos gustan los bloques, espaciados uniformemente, en filas en una cuadrícula. Nos gusta el equilibrio absoluto, como los opuestos. Tenemos cosas que deseamos y cosas que tememos. Nos gusta creer que somos únicos e importantes en un sentido cósmico o universalista, y que la prueba de ello es que tenemos muchos objetivos diferentes para muchos individuos diferentes. Esta visión simplista contrasta la esencia orgánica de la naturaleza, donde cada acción es indirecta y aparentemente espontánea, los objetos son desiguales y están dispersos en patrones densos, y no hay proceso tipo fábrica repetido idénticamente para cada objeto o persona, sólo muchos caminos diferentes que esperan alcanzar el mismo objetivo y hacerlo en diferentes grados.

Incluso más, nuestro pensamiento tiende hacia la centralización. Tenemos problemas para separar nuestra perspectiva individual, como seres que ocupan una sola parte de un sistema complejo, de lo que sería estar a cargo de ese sistema. Si algo malo nos sucede, queremos prohibir todos los métodos por los cuales esta cosa mala podría pasarle a cualquiera, porque sólo haciendo eso lo habremos desterrado, y por lo tanto estaremos a salvo.

A lo largo de esas líneas, tampoco manejamos bien el razonamiento de causa-efecto. Cuando vemos un efecto, como la pobreza, queremos operar directamente sobre él, al tener una fuerza todopoderosa que envía dinero y una policía que obligar a todos a estar en condiciones donde no se enfrenten a los males que tememos. No es tanto que nuestras mentes tiendan hacia el totalitario, sino que favorecemos las soluciones de un solo paso, porque para nosotros los problemas aparecen de la nada en un solo paso, por lo que debe haber alguna contra-acción simple y todopoderosa que apliquemos como aplastar una mosca, arrancar la hierba, o martillar una tabla sobre una teja rota.

Desafortunadamente, la realidad no recompensa centralización:

El contraste con las soluciones nacionales a los problemas en lugar de las soluciones federales (es decir, del gobierno del estado) a los problemas es la diferencia entre el monopolio y los mercados. Cuando los estados ejercen poder sobre la educación o las relaciones laborales o el aborto o las libertades civiles, entonces el ejercicio prudente de ese poder atraerá gente, comercio, cerebro y talento a los estados bien gobernados.

Este mercado de gobiernos funciona en la práctica y también permite el tipo de diversidad que los izquierdistas pretenden suspirar tan profundamente. Cuanto mayor sea la nacionalización del gobierno, menos áreas en las que los estados pueden ser verdaderamente independientes, y menos importan esas políticas independientes.

Nota: la fuente anterior utiliza el término “nacional” para referirse al control central a nivel de Estado-nación, no de nacionalismo.

Hay una serie de pruebas de tipo “brújula política 2D” por ahí que intentan añadir otro eje a la división Derecha-Izquierda, que erróneamente categorizan como individual-versus-colectivo. Este nuevo eje podría llamarse método, el que cubre el espectro desde la anarquía hasta el totalitarismo, pero su objetivo esencial es difuminar la diferencia entre Derecha e Izquierda.

Cualquiera de los dos lados puede adoptar cualquier método, incluida la centralización, por lo que esta distinción no es suficiente para diferenciarlas. El método correcto, sin embargo, es evitar el control humano y, en cambio, ver lo que realmente sucede, y prestar atención a eso, en lugar de lo que creemos que debería tener éxito.

En los híbridos Derecha-Izquierda, como el neoconservadurismo o el nacionalsocialismo, esta distinción se vuelve confusa porque, al perseguir una idea izquierdista de igualdad, se comprometen con el modelo del ser humano universal, que a su vez requiere una especie de línea de montaje de aplicando la misma presión a todas las personas. Esto las hace caer a través de una contraparte informativa a la termodinámica:

Pero lo que estableció específicamente el socialismo de facto en la Alemania nazi fue la introducción de controles de precios y salarios en 1936. Éstas se impusieron en respuesta a la inflación de la oferta monetaria llevada a cabo por el régimen desde el momento de su llegada al poder a principios de 1933. El régimen nazi infló la oferta monetaria como medio de financiación del vasto aumento del gasto público requerido por sus programas de obras públicas, subvenciones y rearme. Los controles de precios y salarios se impusieron en respuesta al aumento de los precios que empezaron a resultar de la inflación.

El efecto de la combinación de la inflación y los controles de precios y salarios es el exceso de demanda, que es una situación en la que las cantidades de bienes que las personas intentan comprar exceden las cantidades disponibles para la venta.

El exceso de demanda, a su vez, resulta en un caos económico. No es sólo que los consumidores que se presentan en las tiendas temprano en el día están en condiciones de comprar todas las existencias de bienes y dejar sin nada a los clientes que llegan más tarde —  una situación a la cual los gobiernos suelen responder mediante la imposición de racionamiento. El exceso de demanda resulta en un caos en todo el sistema económico. Introducen la aleatoriedad en la distribución de suministros entre áreas geográficas, en la asignación de un factor de producción entre sus diferentes productos, en la asignación de mano de obra y capital entre las diferentes ramas del sistema económico.

La rígida naturaleza del control, que crea objetos o acontecimientos idénticos, independientemente de su contexto, conduce naturalmente al caos porque éstos se imponen sobre una topografía desigual y que por su naturaleza centralizada, son ajenos a las diferentes condiciones locales, donde una autoridad descendente— rey, duque, barón, señor — tendría a alguien recalculando en cada nivel, especialmente el más bajo.

Esto nos muestra los dos modelos que podemos utilizar en nuestro enfoque hacia la vida.

El primero, que es alta entropía, se basa en nosotros tratando al mundo como una extensión de nosotros mismos. Encontramos lo que queremos, y luego lo aplicamos rígidamente en todas partes, lo que lleva a una introducción gradual de mayores cantidades de variación, lo que conduce al caos. Las respuestas idénticas a diferentes puntos de partida conducen a resultados radicalmente diferentes con el tiempo.

El segundo, que es de baja entropía, implica que nos tratemos como una extensión del mundo. Establecemos un objetivo general, un propósito y un conjunto de principios, y luego lo aplicamos caso por caso como ha sido la costumbre de los conservadores desde los albores de la humanidad. Esto parece más caótico, pero debido a que todos los resultados se adaptan al mismo punto final, implica muchos caminos diferentes que conducen a resultados similares.

En la izquierda, los caminos/métodos se estandarizan; en el conservadurismo, los propósitos/puntos finales son los mismos, por lo que los caminos paralelos eventualmente alcanzan metas similares. No hay ninguna pretensión de hacer que los objetos, personas o ideas sean idénticos, porque los objetos idénticos sólo se encajan en la topografía plana, parecida a una cuadrícula, favorecida por las mentes humanas.

Esta distinción entre el individualismo y la orientación hacia el orden nos muestra por qué todos los sistemas políticos en última instancia se descomponen en izquierda y derecha o algo como ellos. O favorecemos el ego, o favorecemos el orden, que requiere el sacrificio del ego, que es necesario para cualquier auto-realización, auto-disciplina, plena atención o virtud:

La gran diferencia entre estos dos esquemas es que los Cuatro Tipos de Felicidad se mueven desde la auto-trascendencia individual a la relacional y finalmente a lo trascendente y colectivo. La jerarquía de necesidades de Maslow, por otra parte, se mueve desde el colectivo al relacional y, en su apogeo, al individuo. En uno el pináculo de la existencia humana está en calmar y trascender al ser; en la otra es liberar y realizar al ser.

La mayoría de las religiones y los sistemas morales han apuntado a la auto-quietud y, han pensado que el gran problema humano es el egoísmo. Pero a mediados del siglo XX, Abraham Maslow, Carl Rogers y otros tuvieron como objetivo liberar y agrandar el yo. Nos trajeron el movimiento de autoestima, la psicología humanista, y su pensamiento sigue siendo muy influyente hoy en día.

… La jerarquía de necesidades de Maslow siempre ha apuntado hacia una versión fría e insatisfactoria de la autorrealización. La mayoría de las personas experimentan su sentido más profundo de significado no cuando han satisfecho plácidamente sus otras necesidades, sino cuando se reúnen en crisis.

A través de esta distinción, podemos ver lo que el conservadurismo no es: no es ningún orden basado en el individuo, que depende de la igualdad o la meritocracia como un medio para reducir a los individuos a un estándar uniforme y luego elevar a los más obedientes, que es un sello de control. La tiranía, el totalitarismo, el Estado gerencial, la burocracia, la administración y la disciplina externa son todas formas y métodos de control.

Ahora podemos ver por qué los “liberales clásicos”, a veces llamados neoconservadores o libertarios, no son conservadores. Se niegan a considerar cualquier cosa a un nivel superior al del individuo.

Están en lo correcto cuando defienden al capitalismo, porque a diferencia del socialismo esto no es centralmente controlado y también lo es la entropía baja, pero incorrecto para que sea más de lo que es. El capitalismo es un sistema económico, y requiere que los aportes de la cultura y el liderazgo funcionen; si los quitamos, se convierte autoservicio como cualquier cosa y consume todo en su camino.

Los conservadores no son estrictamente capitalistas, sino que consideran al capitalismo como un medio para un fin, que es el de implementar un sistema económico flexible en el que los resultados sean más importantes que las intenciones o deseos humanos.

De hecho, las únicas civilizaciones que podemos llamar plausiblemente “conservadoras” pertenecen a la categoría de diseños que se orientan hacia un objetivo singular a través de métodos flexibles e independientes, y estos no pueden ser clásicamente liberales, porque en aquellos el objetivo es determinado por los individuos, y por lo tanto el sistema se convierte en autoservicio como cualquier otra cosa y consume todo a su paso.

Por estas razones, las personas que discuten el individualismo y el capitalismo como la piedra angular del conservadurismo han perdido el barco; los conservadores son aquellos que aspiran a ser tan grandes como la antigua Grecia y Roma, que defienden la monarquía, y que creen firmemente en las raíces genéticas de las poblaciones. Nuestras metas no declaradas e informales son restaurar la Civilización Occidental y engrandecerla.

Los “conservadores americanos”, que son esencialmente liberales clásicos que tienen gusto de un presupuesto fuerte de la defensa y de la moralidad cristiana, no son conservadores; son un híbrido con izquierdistas, como los nacionalsocialistas, que no se dan cuenta de que sus métodos conducirán a la ruptura social al igual que cualquier otro enfoque izquierdista.

La Alt Right surgió de un brebaje fértil de influencias — libertarios, anacocapitalistas, reaccionarios, biodiversidad humana, Vieja Derecha, tradicionalismo radical, anarco-monarquismo — que finalmente se sintetiza en un movimiento derechista que favorece a la jerarquía y orden social por sobre individualismo. Esto no fue al azar.

El análisis anterior muestra que sólo hay dos opciones, la derecha (orden) y la izquierda (individualismo). No podemos escapar de la dualidad de enfoques inherentes al ser humanos. Tampoco debemos intentarlo, ya que evitar uno es abrazar al otro, lo que significa que cualquier “tercera vía” se destilará tarde o temprano en uno u otro, como nos muestra la evolución de la Alt-Right en la historia reciente.

Entrada original: http://www.amerika.org/politics/what-is-conservatism/ 

Traducción: Francisco Albanese

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